Recién cumplido el primer mes de vida de la agencia literaria Exit, atesoro
ya un sinfín de anécdotas a través de la lluvia de e-mails que recibimos y,
sobretodo, en las formas usadas por los candidatos para presentar sus propuestas.
Resulta bastante increíble que quien pretende vender su faceta como
escritor presente su carta con un “Hola, muy buenas” o un “Hola, que pasa”, en
éste último caso añadir un tío ya sería la repanocha, pero lo haría más divertido.
También me he encontrado un “Hola, he escrito una novela” y un “Hola, quiero
vender mi libro” Lógicamente, y de esto me quejo, sin ninguna presentación
hasta llegar a la firma, que por ejemplo un “Hola, he escrito una novela, me
llamo Gilberto Gutiérrez y desde pequeño me gusta escribir, bla, bla, bla, sin
ser lo idóneo entraría dentro de lo tolerable… En el otro caso, el “Hola,
quiero vender mi libro” aun añadiendo me llamo Gilberto Gutiérrez, tampoco
arreglaría mucho, la verdad, el imperativo de la primera frase ya baña hasta el
final de cierta antipatía al personaje.
Pero de un extremo al otro, del que se presenta como si saludara a la peña
antes del botellón, al que te suelta el rollo de su argumento y currículum sin
una simple salutación. Imagínense
ustedes que reciben un e-mail, lo abren y leen así de entrada: “Ambientada en
la revolución francesa mi novela habla de Jaqueline, criada de, etc, etc, etc…”
Hasta llenar más de una página de texto con el argumento, otra para convencerte
que la obra es buenísima y otra con su currículum donde por fin descubres quien
te está hablando.
Mensajes con el cuerpo del texto vacío y archivos adjuntos tengo unos
cuantos, también. Te has de entretener en ir abriéndolos para saber quién te
escribe y por qué. Que digo yo que, si lo tuyo es escribir, no sé, unas
palabras de presentación, además de por pura educación por mera inteligencia de
seducir a tu interlocutor, ¿no? Hablamos de literatura y escribir un: “Hola,
buenos días, mi nombre es Gilberto Gutiérrez y me he tomado la libertad de
ponerme en contacto con ustedes para…” ¡Vamos, no cuesta tanto, Gilberto!
Claro que, casi se agradece el silencio cuando lo comparamos con las
amenazas, porque sí, también recibimos amenazas, os lo juro, mensajes al estilo
de: “…no podría comprender que no os interesara mi libro” “si son buenos
agentes no dejarán pasar esta oportunidad” etc, etc, etc, que suenan como
firmados por el mismo Pablo Escobar a la voz de: novela o plomo.
Y luego están los enamorados de su obra, que todos los que la han leído se
han sorprendido, emocionado, llorado, reído, que nunca han leído nada igual, le
han dicho y, sin el tinte de amenaza del anterior bloque, sí que pretenden
inducir tu opinión con un “seguro que le encantará cuando la lea”.
Evidentemente, las sugerencias a través del conducto formal correcto son
mayoría y curiosamente (modo irónico: on), coinciden con las obras y autores
interesantes y me regalan una valiosa lección para ir aprendiendo bajo que
formato se esconden los tesoros que deseo desenterrar.
Felices reyes y no olviden portarse bien de cara al próximo año.
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